Loas de la Carne

De mi bosque a boca
El contento presto
Como doncel bien armado
Como camino y su destejo.
Miro del nombre el cuerpo
Y reflejo aqueste dolor:
Tan odre,
Tan pozo
Tan otoño;
Talo el misterio.
No mira el ansia su mirar,
Sino la corneja
Su verde ciencia
O la canción de las manos
Entonces yaces
Como danza presta en caza.
Yaces y es la mies
La que socorre al viento
El sigilo de tus barbas,
El misterio de tu pecho.
¡Oh templado!
¡Oh dichoso sereno!
Vierte en mí la copa
Y al aire da prestancia.
Que tu cruz ya no vacile
Y dé a mis tormentos,
La Carne bienamada.
¡Oh templado!
¡Oh contentos del desierto!
De mí,
Más al bosque, cubro tu boca.
De mí señor,
Gran fermosura,
Y esas heridas, sí
Con sus gárgolas
Y girasoles
Y ruedos
Presto en tu pecho
Que como castigo,
Ahoga mi silencio.
¡Oh templado!
¡Oh Sagrado Convivio!
Entonces, bermejos cielos acaecen.
Y la guerra perdura.