Castrado de Aires

La voz hunde sus manos en el pozo,
rogando encontrar el cuerpo. el verbo. el mismo dolor.
El tiempo peca de escusado, mientras me veo traicionar
cien veces a la madre.
Ahora el hacha ha caído y su filo no miente.
Estoy seguro entonces que los ecos no llegarán a conocerse
y que todo lo dicho se hará de sobras.
Estoy seguro que será el sexo quien ahogue las cuerdas,
el cielo, a la misma copa.
Duelen los montes y el punto es Artaud dibujado por los suelos.
Duelen las nieblas y es la blandura la que lacera mi pecho
( lacera . lacera . lacera . lacera . lacera )
pero sin unirme en nombres.
[ Arrojad sepulcros;
mandamientos de cegueras. ]
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