La Crónica (donde un fuego nos compete a diario)

Se establece que los cuerpos reposan . Que el paisaje se extiende. Que la llamada es un tedio.
Se leen confesiones ajenas, claro. Se llega incluso a ser parte de ellas.
Un recuerdo en donde renegamos.
La ventana está abierta. Hay ruido de motocicletas y de pájaros.
Curiosamente eso es lo que produce vida, junto con la brisa.
No respondo a mis humillaciones. Entablar relaciones en donde otro es tu eco.
Ya no ruego.
Me escondo sí. Trabajo en eso.
Por ejemplo, en el hecho de cercenar y teñir de mares la sangre.
Verme ahí, tendido en amor confuso.
Comienzo a amar la brisa. Se cuela tranquilamente por mi codo izquierdo y me siento acariciado.
Es noble y no me humilla.
Respondo a la tentación. El corazón me paga por eso.



0 Comments:
Post a Comment
<< Home