Hacia uno
De las razones del deseo.
Hay una antigua mentira: la de herirse por un momento para esperar el tiempo.
Eso es lo que sucede. Se sangra para lavar el peso, el peso por un arte mínimo, mínimo de silencios y sentencias.
De las razones del deseo , en este momento, puedo dar dos:
La primera tiene que ver con la de verse en el hambre.
Este hambre divaga, divaga en los cuartos de baño, mientras se espía el rostro del padre al afeitarse.
Es un hambre desprotegida, sonámbula, casi rotunda.
Va y viene. Como si de esperar se tratase.
En la segunda, se encuentra el cuerpo del valor,
Sus ropas ya sin tejido.
Ese es el deseo en esta noche de Sibelius:
Una llaga que deviene en ciervo,
Un bosque junto al cementerio.
Hambre; no silencio.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home